Santa Lucía del Trampal, Ataecina/Adaegina y el homenaje a Juan Rosco

A la espera del comienzo. Delante del triple ábside.
Adaegina/Ataecina, Santa Lucía del Trampal, Juan Rosco,... tres términos que consuenan. No se puede pensar en la basílica de Santa Lucía sin pensar en Juan, pues fue él, con su compañera Luisa Téllez, quien la redescubrió y se afanó por su restauración y estudio. La basílica está situada en el paraje del Trampal, entre naranjos, olivos y madroñeras, y con abundante agua de un manantial próximo. Ubicada en la ladera SE de la sierra del Centinela, la zona tiene un microclima benéfico y, junto a la basílica, hoy restaurada, hubo en tiempos un convento, del que solo queda ruina. Para llegar allí, desde Alcuéscar, por el camino de las Huertas del Valle de la Jara, se pasa un bello alcornocal que anuncia las bondades del lugar al que nos dirigimos.
La luz del mediodía se filtra entre los alcornoques del camino, antes de llegar al paraje.
El paraje y el edificio eran espacios apropiados para rendir un homenaje a Juan Rosco Madruga, que fue profesor de Geografía e Historia, Director General de Bienestar Social, investigador incansable, poeta visual, ... y protagonista, con Luisa Téllez, del inicio de la investigación de esta ermita como basílica visigoda. La acción estuvo coordinada por Daniel Gordo, que junto con el Colectivo OSCEC y con Daniel Casillas y el grupo de Lusitania Romana, consiguió movilizar a los alcaldes de Montánchez y de Alcuéscar y a un nutrido grupo de amigos de Juan para acompañar a la familia y recordar su memoria. La luminosa mañana del 17 de diciembre fue un momento también muy adecuado. Entre el día de Santa Lucía y el solsticio de invierno. El sol invicto.
Los amigos de Juan Rosco frente a los tres ábsides de Santa Lucía del Trampal.
Con estas dos coordenadas de tiempo y lugar sólo faltaba buscar los contenidos, que deberían girar alrededor de la basílica restaurada, de los vestigios del culto a Adaegina/Ataecina y de los recuerdos personales de amigos y de Luisa Téllez.

Intervenciones y recuerdos
Daniel Gordo hace la presentación.
Tras la presentación del acto, Daniel dio paso a los alcaldes María José Franco (de Montánchez) y Narciso Muñozo (de Alcuéscar), quienes como patrocinadores del mismo, hicieron referencia a la persona de Juan y su relación con ambos pueblos.
Intervención de los alcaldes
Fueron varios los amigos que quisieron compartir sus recuerdos y su relación con Juan y así se sucedieron en el uso de la palabra resaltando los aspectos de compañero, amigo, profesor, ...
Junto a Luisa Téllez y Alejandro, Mar Pulido, la primera que intervino recordando su trabajo con Juan en el periodo de Bienestar Social.
Eduardo Alvarado lee un texto. Recuerdos al amigo y compañero.
 Olga Martín Cobos lee el poema "¿Quién me compra una naranja...?" de José Gorostiza
¿QUIÉN ME COMPRA UNA NARANJA?

¿Quién me compra una naranja
para mi consolación?
Una naranja madura
en forma de corazón.

La sal del mar en los labios
¡ay de mí!
La sal del mar en las venas
y en los labios recogí.

Nadie me diera los suyos
para besar.
La blanda espiga de un beso
yo no la puedo segar.

Nadie pidiera mi sangre
para beber.
Yo mismo no sé si corre
o si deja de correr.

Como se pierden las barcas
¡ay de mí!
como se pierden las nubes
y las barcas, me perdí.

Y pues nadie me lo pide,
ya no tengo corazón.
¿Quién me compra una naranja
para mi consolación?
José Gorostiza
El poema de Gorostiza, el naranjo y el ábside.
María Quesada, antigua alumna de Juan en el IES Universidad Laboral. Recuerdos del profesor.
José Ramón Gamero
Por último, intervino Luisa Téllez. Con palabras emocionadas fue desgranando sus vivencias con Juan, el trabajo de profesor, las andanzas arqueológicas (en especial, los momentos de la investigación sobre Santa Lucía), sus descubrimientos, ilusiones, afanes, ... resaltando, sobre todo, su carácter afable, sencillo, trabajador y su pasión por descubrir, investigar y crear.

La escultura dedicatoria

Al escultor viveño, Julio Corrales, se debe la obra dedicada a honrar la memoria de nuestro compañero. Es una composición, en acero Corten, formada por un monolito piramidal sobre el que aparece grabado el nombre de Ataecina; en la parte baja, una cabrita, exvoto de la diosa, y, a media altura, un creciente lunar sobre el que navega un barquero. Múltiples resonancias y evocaciones.
La obra de Julio Corrales, escultor de Ibahernando.
La ceremonia a Ataecina/Adaegina

Adaegina/Ataecina es una diosa indígena, que los romanos asimilaron a la romana Proserpina (el ara votiva encontrada en el embalse de este nombre la identifica como Dea Ataecina Turi/brig(ensis) Proserpina). Como ella, es una divinidad telúrica, diosa de lo infernal o subterráneo. Después de seis meses en el inframundo, vuelve con la primavera y el revivir de la naturaleza. Es una diosa relacionada, por tanto, con la regeneración y la vuelta a la vida. Asociada también con las aguas subterráneas, como deidad protectora de las fuentes y manantiales y facilitadora de sus poderes curativos. Su culto principal estaría en la desconocida Turóbriga (en las aras se la nombra turibrigensis), pero también en lugares de aguas y manantiales benéficos como esta zona del Trampal.

Aquí, indudablemente, tuvo un centro de culto. De ello dan fe las numerosas aras votivas y epígrafes conservados y reutilizados en la basílica. En ellas aparece la denominación de DEA DOMINA SANCTA ADAEGINA (o ATAECINA) TURIBRIGENSIS... (con variantes). La cabra es el animal asociado a esta deidad, por eso en los lugares de culto aparecen exvotos en bronce con figuras de cabrita.
A la izquierda, ara o base, reutilizada en el edificio del Trampal, con cuatro huecos para las patas del exvoto. A la derecha, exvoto con figura de cabrita en bronce fundido, encontrado en Aliseda. S. V-IV a. de C. Museo de Cáceres

La audición de un texto de Francis Acedo sobre esta diosa prerromana nos introdujo en la ceremonia que tuvo lugar a continuación. Fue interpretada por el Grupo de Recreación Histórica Romana Lusitania Romana, con guión de dicho autor. Una magnífica representación.
Portando la cabra para las ofrendas.
La sacerdotisa recibe las ofrendas.
Momento de la ceremonia ante el ara de las ofrendas
Secuencia de la ceremonia de acción de gracias oficiada por una sacerdotisa que porta la ofrenda de una cabra.  El exvoto del animal en bronce, espigas de trigo, laurel, romero, ... son algunos de los elementos que componen la mesa ceremonial y se ofrecen en el brasero ritual.
Diego Casillas publica en su página de Facebook un excelente álbum sobre la representación.

La Basílica de Santa Lucía del Trampal
De Caballero y Sáez, La iglesia mozárabe de Santa Lucía del Trampal, Alcuéscar (Cáceres). Arqueología y arquitectura. 1999.
Diario Hoy, 26-08-1980
Llama la atención que los estudiosos y viajeros que recorrieron estas tierras no valoraran estos muros, casi ocultos entre zarzas, ni las multiples aras y epigrafes dedicadas a Adaegina/Ataecina, existentes en el lugar.  Habría que esperar a 1980 para que Juan Rosco y Luisa Téllez se empeñaran en que se valorara la ruina del edificio, porque ellos lo consideraban de gran importancia histórico-artística. Lo comunicaron al profesor Salvador Andrés Ordax. A la vez publicaron un artículo en el BIGC Valdeobispo, nº 5, 1981: "Descubierta en Alcúescar-Cáceres, una Basílica visigoda. I" (Rosco, Téllez y Rio-Miranda 1981). El profesor S. Andrés Ordax publicó también el artículo La basílica hispanovisigoda de Alcuéscar (Cáceres) en la revista Norba Nº 2, 1981, págs. 7-22. En él se refirió a Juan y Luisa de esta manera: "... hasta que en el verano de 1980 tuvieron casual hallazgo del mismo nuestros alumnos Rosco y Téllez, quienes nos pusieron en contacto con él, por lo que les estamos muy agradecidos".
Restos lapidarios conservados en el Centro de Interpretación
Ventana. Lado N. del crucero.

Juan y Luisa publicarían también otros artículos en estos años (Rosco, Téllez y Rio-Miranda 1982). El edificio fue declarado pronto Monumento Histórico-Artístico (Blanco 1982 y 1983). Juan codirigió con Caballero Zoreda la primera campaña de trabajos arqueológicos (1983-84) en la iglesia visigoda de Santa Lucía del Trampal (Extremadura arqueológica, Nº. 1, 1990, págs. 231-250). En 1984, Luisa y Juan, en las Primeras Jornadas sobre manifestaciones religiosas de la Lusitania hablaron sobre El triple ábside de Santa Lucía de Alcuéscar. Salas y Rosco publicaron en 1993 y 1994 sendos artículos sobre la Epigrafía latina votiva de Santa Lucía del Trampal en la revista Norba nº 13 y 14.

La memoria definitiva de la excavación se publica en 1999 (Caballero y Sáez). Esta publicación es clave para toda persona que quiera tener una información fidedigna sobre el monumento.

Hoy existe un debate sobre el carácter del mismo, si visigótico del s. VII, si mozárabe de finales del s. VIII o principios del IX. Continuará.

Restos de cimacios marmóreos y arranque de bóveda
Visita guiada a Santa Lucía del Trampal

Aquella mañana, en la campa del Trampal no había un guía oficial, pero sí estaba Víctor Gibello. Y nadie mejor que él para explicarnos la singularidad y características de un paraje y un edificio como éste. El emplazamiento, el contexto histórico, los elementos constructivos, los significados, ... Víctor entusiasmó a todos con su discurso. Una excelente ocasión para conocer las maravillas de esta basílica. Falta ahora quedar una noche con luna para ver cómo penetra en el interior su luz y para poder contemplarla y disfrutarla con el cielo estrellado como transfondo de la iglesia.
Víctor Gibello comienza la visita guiada, junto a los ábsides.
Vista del aula gótica de la basílica. Conserva pilares, capiteles y arcos ojivales. Sustituye al aula original de tres naves. El espacio del aula estaba dedicado al pueblo asistente a las ceremonias.
Explicación en el espacio del aula. Muchos interesados en conocer el monumento.
Tras la explicación en el aula pasamos, a través del pequeño coro, al crucero transversal y a las tres capillas absidiales.
Vista de parte del lado Norte del crucero. Obsérvese la ventana con un ligero esviaje y la claridad del cimborrio, situado entre dos arcos de herradura visigóticos. Este cimborrio (reconstruido) antecede a la capilla de este lado (a la derecha de la foto, aunque aquí no se ve). En las columnas adosados, en los arcos y en los vanos se utiliza el granito. En los paramentos, mampostería.
Vista de parte del lado Sur del crucero. Aquí sí podemos ver la cubierta de madera que se utilizó para restaurar el cimborrio y el inicio de la bóveda de cañón de la capilla de este lado meridional. La ventana está restaurada con granito nuevo.
Vista otra vez, de parte del lado Norte del crucero. En primer término,  a la derecha, el comienzo de la bóveda de la capilla central. El cimborrio central, encima del fotógrafo. Después un espacio abovedado entre dos arcos de herradura. Se termina, al fondo con el cimborrio que antecede a la capilla norte (se ve la claridad a la derecha). Al final, la ventana de este lado. A la izquierda, en línea con la capilla central, tenemos el coro de pequeñas dimensiones. Era el lugar destinado a los monjes.
Explicación desde la capilla central. Daniel hace unas observaciones sobre las cubiertas.
Alejandro Rosco Téllez, en primer término.
En esta imagen pueden verse algunos elementos añadidos en la restauración y que son facilmente distinguibles del resto. Especialmente los canceles de mármol blanco. Estas zonas absidiales sólo podían ser ocupadas por los oficiantes.
Vista de la cubierta del cimborrio reconstruido, en el espacio anterior a la capilla central.
El tamborilero

Durante todo el acto nos acompañó el tamborilero placentino Javier Blázquez. Entre otras piezas, interpretó con la flauta y el tamboril,  la Alborada del Jarramplas.
 
Algunos materiales para consulta


Rosco Madruga, M.L.Téllez - Río-Miranda, Jaime.
  • Descubierta en Alcúescar-Cáceres, una Basílica visigoda. I; BIGC Valdeobispo, nº 5, 1981.
  • La Basílica Hispano-visigoda de Alcúescar-Cáceres II. BIGC Valdeobispo, nº 8 1982
  • La conquista del pasado. La Basílica visigoda de Santa Lucía en Alcuéscar (Cáceres). Revista Historia 16, nº 77 1982;
Andres Ordax, S.:La basílica hispano visigoda de Alcuéscar (Cáceres). Norba, II, 1981.

Salas Martín, J. y Rosco Madruga, J.:
  • Epigrafía latina votiva de Santa Lucía del Trampal I (Alcuéscar, Cáceres). Norba 13, 1993, págs. 63-104.
  • Epigrafía latina votiva de Santa Lucía del Trampal II (Alcuéscar, Cáceres). Norba Nº 14, 1994, págs. 65-82
Caballero Zoreda, L. y Sáez Lara, F.: La iglesia mozárabe de Santa Lucía del Trampal, Alcuéscar (Cáceres). Arqueología y arquitectura. Mérida : Consejería de Cultura, 1999.

Fotos y texto: ©José Vidal Lucía

Comentarios

  1. Muy buenas Vidal,
    Queremos agradecerte esta visual, amena y sentimental entrada de blog que tuvimos la ocasión de compartir in situ.
    Aunque nos nos conocemos, creo ..., allí estuvimos por un SEÑOR/AMIGO inolvidable acompañando a nuestra querida Luisa y familia.
    Recibe un sincero abrazo de Yolanda Martín y Jesús Murillo.

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    1. Hola, Yolanda y Jesús: Gracias a vosotros por vuestra consideración. Fue una maravilla compartir ese día con tantos amigos y con Luisa y familiares. Espero que volvamos a encontrarnos. Un abrazo para los dos.

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    2. He consultado el blog "En el lugar de Navalvillar de Ibor". Enhorabuena por esa gran aportación de información sobre la historia del pueblo.

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