De las sierras a los extremos. Cuentos y refranes

Un momento de la conversación con tío Diego Acedo en el Centro de Vías Pecuarias de Malpartida de Cáceres. Foto: Carmen Domínguez.
En marzo de 2017 publicamos en estas páginas una entrada sobre "El cuento de El pastor y el mes de marzo y un refrán. "Si marzo retuerce el rabo..." Hemos seguido y seguimos buscando nuevas versiones del cuento y del refrán. Aquí transcribimos el artículo titulado "De las sierras a los extremos. Cuentos y refranes", que ha sido publicado en la revista La Paz de Malpartida de Cáceres en agosto de 2018. En dicho artículo analizamos parte de la conversación mantenida con el señor Diego Acedo, de dicha localidad, en la que repasamos varios romances, refranes, canciones, cuentos, ... que él guarda en su memoria. Entre ellos una nueva versión del cuento que no conocíamos.

Después de estas imágenes de las páginas de la revista, la transcripción del texto completo del artículo para su mejor lectura.

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De las sierras a los extremos. Cuentos y refranes.

Desde las verdes praderas de las sierras hasta las dehesas de las tierras de “extremos”, y viceversa, no sólo han viajado ganados, acompañados de sus pastores, rabadanes y zagales. Los caminos de trashumancia (cordeles, cañadas, coladas…) han sido también caminos de cultura. Los que hemos vivido en pueblos próximos a las vías pecuarias, desde pequeños, hemos aprendido de nuestros padres y abuelos consejas, cuentos, leyendas, refranes, romances…, cuya temática estaba relacionada con lo pastoril. De entre ellos siempre me entusiasmó, y aprendí de memoria, el “Romance de la loba parda”. Multitud de versiones de este romance circulan en tierras de serranos, pero también en tierras de las “extremaduras”.

En todo este ámbito de la cultura pastoril hay también un cuento que trata del diálogo entre un pastor y el mes de marzo. Lo aprendí en mi infancia, en Riolobos, contado por mi abuelo materno, Pedro Egido, y por mi padre, Honorio Lucía. Lo he rastreado en publicaciones y he observado que sigue vivo en diversos lugares de la península y en otros territorios. Un cuento muy extendido que hunde sus raíces en lo ancestral. Tenía ganas de saber si en Malpartida de Cáceres, pueblo con mucha relación con la trashumancia y con el tratamiento y comercio de la lana, se conservaba alguna versión del mismo. Por eso recurrí en el Centro de Vías Pecuarias a Carmen Domínguez, que, amablemente, me facilitó una entrevista con tío Diego Acedo. En otras páginas de esta revista Carmen ha publicado algunas notas biográficas de tío Diego y también algunas canciones, romances y refranes que él le dictó ya hace años.

Nos citamos en dicho centro el pasado 28 de junio. Me encontré con una persona mayor, afable, comunicativa, encantada de transmitir todo el acervo de cultura pastoril que atesora. Sus noventa años no le impiden recordar con entusiasmo lo que sabe. Me contó que fue poco a la escuela, porque a los once años “ya estaba agarrao a las ovejas” y desde entonces y hasta hace unos años no dejó de trabajar en tareas relacionadas con lo pastoril en varias fincas de la zona. Para empezar me contó una versión del cuento de marzo y el pastor que transcribo a continuación:


El cuento, tal y como lo oímos, se estructura de la siguiente manera: un serrano hace una promesa al mes de marzo para que sea propicio para el ganado; unos días antes de acabar, el mes viene a reclamar lo prometido; el pastor incumple su promesa; el mes lo amenaza y le anuncia que se vengará con un cambio de tiempo (ayudado por abril que le prestará tres días). Al final el pastor intenta salvar un cordero, pero se le hiela el rabo, y todo termina con el ruego final del pastor.

Lógicamente, la versión de tío Diego tiene matices diferentes a la que yo aprendí, pero me llamó la atención sobre todo que su procedencia era claramente de zonas de sierras del norte peninsular. Se trataría de una versión del cuento aprendida desde niño, pero de los “serranos” trashumantes. Tío Diego la ha conservado fosilizada y de manera muy semejante a como se cuenta todavía en esas zonas serranas de Burgos, León o Asturias. Por eso habla de “un serrano” (no habla de un pastor), aparece el término “marzuelu”, también “carallo” y “maruecu” y algunas terminaciones en “i” y en “u”, que sólo percibí cuando contaba el cuento. Convendría aclarar algunos de estos términos.

En la invocación duplicada que se hace al mes (nombre del mes + adjetivo), tanto al principio como al final del cuento, se utiliza la voz marzuelo o marzuelu, derivada del nombre del mes y añadida a él. El término no está recogido en el Diccionario de la Lengua. Veamos algún ejemplo más: "Marzo, marzuelo, tres días te quedan, ya no te temo." (de una versión en castellano. Martínez Kleiser, pág. 204); "Marzu, marcelu, tú te vas ya you me quedo / con mieu rebañitu enteru." (en leonés. Rúa Aller. pag. 182-183); “Marzu, marzuelu, tú te vas y yo me quedo” (en la zona asturiana. García Arias, X.Ll. pág. 828). Otras formas derivadas parecidas en las lenguas peninsulares: marcell, marçot, marzal, marçal, marsal, marceador, marcero, marcete, …

El uso del término “machó” en la expresión “Se los “machó” “tos” los borregos” es una forma propia de Malpartida de Cáceres. Parece que tiene el sentido de que se le malograron todos los corderos del rebaño.

La expresión “Oh, carallo” muestra también el origen serrano de esta versión del cuento. En gallego, esta expresión, usada como interjección, significa sorpresa o estar molesto.

Es también interesante el uso de la voz “marueco” que aparece en el ruego final que hace el pastor al mes. (En las versiones que conozco de nuestra tierra no aparece este ruego final). El DRAE dice que esta palabra tiene un origen prerromano y su significado es “Carnero padre o que ha servido para la propagación”. Se utiliza también “morueco”. Y en zonas como León, se usa el término “marón” con el mismo sentido. Es lógico que el pastor le pida al mes que, aunque empeore el tiempo, al menos, le permita conservar un borrego que le pueda servir de semental para perpetuar el rebaño. Veamos algún refrán que tiene el mismo contenido:
  • "Marzo, marzueco, déjame uno para manso y otro pa morueco" (recogido en Anchuras, Ciudad Real). Aunque aquí la petición es doble; se pide uno para manso (que guíe el rebaño) y otro para morueco, con el sentido que hemos dicho. (Tomado del Atlas lingüístico (y etnográfico) de Castilla-La Mancha. En él aparecen otras variantes de diversos lugares).
  • "Marzu marzuetu, déjame unu pa mansu y outru pa moruecu", localizado en el concejo de Somiedo (Asturias. Tomado de Castañón, Luciano. pag 201). 
  • "Marzu marzón, déxame unu pa mansu ya outru pa marón", recogido en la comarca leonesa de Babia. Aquí aparece claramente el término leonés “marón”, en lugar de marueco o morueco. (Tomado de Refranes del tiempo de León, de F. Javier Rúa Aller. Pág. 180).
Como se puede observar, este cuento nos habla del daño que puede causar a los corderos la vuelta a los fríos invernales en los últimos días de marzo y en los primeros de abril. El tiempo primaveral, que ya ha comenzado, se revuelve al final de marzo y esto causa estragos en los rebaños. De ahí que el pastor, tras la experiencia de otros años, intente hacer un pacto con el mes de marzo y, si se porta bien, hacerle un regalo u ofrenda. El incumplimiento del pastor provoca la ira del mes en sus últimos días, aliándose además con su amigo, compañero, compadre o hermano abril. De todas estas maneras aparece en las distintas variantes. 

En las versiones que yo conocía la amenaza que hace el mes al pastor tiene estas fórmulas: "Con tres días que me quedan // y tres que me preste mi hermano abril // no te queda oveja en el redil”. (o “te veré con las ovejas en el cuadril”) (o “te veré con los cencerros en el cuadril”). La que estamos comentando la amenaza termina “te he de poner a parir”. Una modificación quizás introducida por el propio informante.

El cuento suele ir acompañado de un refrán que explica de manera diferente el mismo fenómeno meteorológico: "Si marzo retuerce el rabo, no queda oveja con pelleja, ni pastor "enzamarrao". (Se entiende que el rabo que marzo tuerce o retuerce son los días finales del mes). El refrán se cuenta de múltiples maneras en los distintos sitios donde se ha recogido. Esta que he transcrito es la versión que aprendí en mi familia. Ambos, refrán y cuento, son muy antiguos. En el Vocabulario de refranes y frases proverbiales de Gonzalo Correas, de 1627 (ed.de L. Combet, 1967), citado por J.M. Pedrosa (1995), aparece el siguiente: "Si marzo buelbe de rrabo, no dexa kordero enalmagrado, ni pastor enzamarrado, ni karnero enzenzerrado". Esta versión no tiene desperdicio. Enalmagrado, enzamarrado y enzenzerrado son tres términos que caracterizan de manera muy precisa a cordero, pastor y carnero, respectivamente.

Me llamó la atención que, conociendo el cuento, tío Diego no conociera el refrán. Pero, a cambio, me citó otro que complementa el significado de este último y del cuento. Dice así: “Enero se come el sebo. / Febrero, la carne pulpa. / Y al pobre marzo le echan la culpa”. El mismo refrán, y casi con la misma forma, se conserva en la comarca de La Cepeda, en el centro de la provincia de León: “Enero quita el sebo al carnero, / febrero la pulpa, / y ahora viene marzo y paga toda la culpa”. (Tomado de Refranes del tiempo de León, de F. Javier Rúa Aller. pág. 180). Este refrán expresa con mucha claridad cómo los animales del rebaño pierden peso de manera progresiva, debido a la falta de alimento y de pastos en los crudos meses invernales. Es probable que estemos ante un refrán originario de zonas serranas, donde el recrudecimiento del invierno y la falta de alimento para el ganado son mayores. Por eso la necesidad de bajar los rebaños a las zonas de los pastos de invierno, a las tierras de extremos.
Aperos de pastor. Museo de Cáceres. Sección de Etnografía.
La entrevista dio mucho más de sí. En otra ocasión volveremos a compartir algunas de las historias que tío Diego nos contó. Mi agradecimiento por su disponibilidad, amabilidad y por lo que sabe y transmite. También a Carmen Domínguez por facilitarme la entrevista y acompañarme con sus consejos y saber sobre las vías pecuarias. Y que estas palabras sirvan de homenaje a los hombres y mujeres de los pueblos de Extremadura, como Diego Acedo, Pedro Egido u Honorio Lucía, que han atesorado tantos conocimientos y saberes de la cultura popular, y que hoy, en un mundo con características muy diferentes, están desapareciendo.

Bibliografía
Atlas Lingüístico y etnográfico de Castilla-La Mancha (ALeCMan).
CASTAÑÓN, Luciano: Refranero asturiano.  Diputación de Oviedo, Instituto de Estudios Asturianos (CSIC). Oviedo, 1962.
GARCÍA ARIAS, Xosé Lluis: Diccionario General de la Lengua Asturiana. Editorial Prensa Asturiana S.A. / La Nueva España. Oviedo, 2002-2004
LUCÍA EGIDO, José Vidal: El cuento del pastor y el mes de marzo. Blog “En el arandel”. https://enelarandel.blogspot.com/
MARTÍNEZ KLEISER, Luis: El tiempo y los espacios de tiempo en los refranes. Ed. Librería General de Victoriano Suárez. Madrid, 1945.
Página web de la Secció de Filologia Romànica - Universitat de Barcelona: ParemioRom. Paremiología romance: refranes meteorológicos y territorio.
PEDROSA BARTOLOMÉ, José Manuel: Si marzo tuerce el rabo, ni pastores ni ganado: ecología, superstición, cuento popular, mito pagano y culto católico del mes de marzo. Revista de Dialectología y Tradiciones Populares, Tomo 50, Cuaderno 2, 1995. págs. 267-293
RÚA ALLER, F. Javier: Refranes del tiempo de León, Editorial: Eolas. León, 2014.
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La inestimable compañía de tío Diego Acedo.
José Vidal Lucía
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