Aves y pájaros por los caminos. La tarabilla
Tarabilla hembra en el momento de posarse sobre la baranda del puente de la Ronda Norte, camino de la Sierrilla. |
La tarabilla (Saxicola rubicola) es un pájaro que llama la atención cuando lo encontramos en nuestros paseos. No hace falta irse muy lejos. Escuchamos su canto y lo vemos posarse en pequeñas ramas de arbustos y en los árboles cercanos a la casa. Curiosamente no es de los pájaros que solíamos nombrar en nuestra infancia. Supongo que lo veíamos como ahora, pero desde luego no recuerdo haber llamado "tarabilla" a ningún pájaro en aquellos años. Ni siquiera aparece en la retahila de aves que se nombraban en el romance de "San Antonio y los pajaritos". Veáse la versión de Joaquín Díaz en Canciones y cuentos para niños (C.D. Tecnosaga, 1996). No es este un mal texto para ayudar a los niños a conocer los distintos tipos de pájaros que pueblan nuestros campos y que "todo lo echan a perder" entrando en los huertos y picando el sembrado. Tras recogerlos en una habitación, el santo les manda salir por este orden:
Este pequeño túrdido, de poco peso y tamaño, tiene un canto agudo y repetitivo y un aspecto vistoso con una clara diferenciación entre el macho y la hembra como veremos. Se alimenta fundamentalmente de insectos a los que caza lanzándose desde las ramas que le sirven de posadero. Mónica Fernández Aceytuno, en su libro “Las 104 palabras más hermosas de la Naturaleza” y en su Diccionario Aceytuno de la Naturaleza nos dice que la tarabilla caza "insectos en vuelo, cerniéndose en ocasiones durante un buen rato sobre ellos, para alimentar a los pollos que salieron de unos huevos azules de un nido de hierba y pelo en el suelo". Y dice además sobre esta forma de caza: "Y así todo es un cernir: la flor sobre el pasto, el insecto sobre la flor, el pájaro sobre el insecto, y el sol sobre el pájaro" (Aceytuno, ABC, Lunes 17-4-2000 Aceytuno.com). Termina refiriéndose a otros usos de la palabra tarabilla, de los que hablaremos al final.
Son pocas las veces en las que, saliendo con la cámara buscando pájaros, no nos encontramos con una tarabilla macho o hembra. En zona urbana o en el campo. Aparecen a menudo posando sobre débiles ramas, quietas o movidas por el viento, que soportan fácilmente su peso y que, como hemos dicho, utilizan como percha o posadero para otear a sus presas y lanzarse sobre ellas. Normalmente, insectos. Otras veces las vemos sobre algún poste o valla. Siempre posando impertérritas. Aguantan bien que nos acerquemos a obtener la imagen. De pronto levantan el vuelo para posarse cerca y esperarnos de nuevo. Veamos algunas muestras.
En la zona del puente de la Ronda Norte, cerca de la Sierrilla.
Esta tarabilla hembra la fotografiamos el 10 de marzo de 2021. Salió del olivar situado al final de la calle Libra. Su territorio para obtener alimento. Desde las ramas del olivo vigila la presa. Luego voló hacia la valla de insonorización de la Ronda Norte con un insecto en el pico. Su juego volandero iba desde la valla a la baranda blanca del puente que cruza la Ronda Norte. Y de una baranda a otra baranda. Toda una conjunción de blancos y grises. Y sobre ella, la tarabilla. En la imagen de portada la cazamos antes de posarse. En todos esos sitios posó impertérrita.
Imágenes parecidas a esta la hemos tomado en días cercanos en plena ciudad. Un ejemplar hembra como el anterior revoloteaba y se posaba en las ramas de los cinamomos del barrio y desde allí buscaba las ramas con brotes nuevos de los plátanos de sombra. Unas y otras imaginamos que tienen sus nidos en los matorrales cercanos del Olivar Chico o de la subida a la Sierrilla. Suele hacerlos en el suelo entre retamas, cantuesos, brezos, aulagas y otras matas y arbustos del matorral mediterráneo, al abrigo de alguno de ellos. Los hace con hierba, musgo, hojas secas y otros elementos que encuentra. En ellos la hembra pone sus huevos y los incuba.
Un ejemplar de tarabilla hembra en las ramas con brotes de los plátanos de sombra. |
A la izquierda, tarabilla hembra en la charca del Molinillo de Malpartida de Cáceres. A la derecha un ejemplar macho en el Parque Periurbano Cerro Tomillar de Riolobos. Ambas de febrero de 2021. |
En Arrocampo.
Entre los carrizos y zarzas al borde de Arrocampo nos llamó la atención a primeros de abril el sonido claro de una pareja de tarabillas, macho y hembra, que, un poco distantes entre si, se comunicaban con un canto de llamada, una especie de chasquido repetido insistentemente (tsac, tsac). Siguiendo el sonido chirriante que emitían pudimos observar entre los carrizos al macho que cantaba incesantemente y se movía entre ellos. Un poco más lejos, la hembra le correspondía, posada sobre los ramajes con espinas de una zarzamora. En las imágenes se observan claramente sus diferencias. El macho presenta un color negro en la cabeza y en la zona dorsal, con manchas blancas en el cuello y obispillo y color anaranjado en el pecho. La hembra tiene un color pardo en general, sin los contrastes del macho. Aquí puede escucharse su canto.
En Corrubedo
Tarabilla hembra en la zona de las dunas de Corrubedo. Junio de 2017 |
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Sobre la palabra Tarabilla
Al buscar esta palabra en el DRAE nos encontramos con la sorpresa que entre las varias acepciones que tiene no hay ninguna que se refiera al nombre de este pájaro. Se dice que la palabra deriva etimológicamente del árabe ṭarab 'música'. Entre las significados destacaremos:
1. Cítola (tabla del molino).
5. Persona que habla mucho, deprisa y sin orden ni concierto.
6. Tropel de palabras dichas deprisa y sin orden ni concierto.
Aparece también la expresión Soltar alguien la tarabilla como loc. verb. coloq. y con el significado de Hablar mucho y deprisa.
María Moliner en su Diccionario de uso del español la define así:
Hemos consultado otras ediciones más antiguas del Diccionario de la Lengua y en ninguna aparece el término referido al pájaro. En las búsquedas realizadas en el Mapa de diccionarios del Instituto de Investigación Rafael Lapesa se informa que la palabra aparece como taravilla en las ediciones de 1780, 1817 y 1884 y como tarabilla en 1925, 1992 y 2001.
En el Diccionario de Autoridades Tomo VI (1739) hay tres acepciones, de las que destacamos dos:
- TARAVILLA. s. f. La cítola del molino. Lat. Citeria. Pistrini crepitaculum. VILLEG. Erot. part. 2. Eleg. 7.
Has visto taravílla de molino?
Pues tal era su lengua de contino
- TARAVILLA. Metaphoricamente se llama la persona, que habla mucho, y apriessa, sin orden, ni concierto, ò el mismo tropel de palabras dichas con priessa, y sin intermission. [v.228] Lat. Crepitaculo loquacior, vel crepitans locutio. ESTEB. cap. 5. De tal suerte encarecieron à su Alteza mi despejo, y taravilla de donáire, que le dió deseo de verme. QUEV. Mus. 6. Rom. 28.
à la lanza de Argalía,
ahogada en el tintéro,
soltando la taravílla.
La cítola es una tablita de madera, pendiente de una cuerda sobre la piedra del molino harinero. Roza sobre la piedra y produce un sonido. Si no suena, sirve de aviso para el molinero. En la siguiente imagen se puede observar en un moinho de Penha Garcia (Portugal).
El anterior significado y el siguiente (persona que habla mucho y apriessa... o también el mismo tropel de palabras dichas con priessa, y sin intermission) hemos podido consultarlo en muchos textos a través del Banco de datos Corpus Diacrónico del Español (CORDE) y al Corpus de referencia del español actual (CREA).
En el CORDE se han encontrado 64 casos en un amplio rango temporal desde el s. XVII hasta el XX. Veamos algunos ejemplos en los que destacan autores como Quevedo, Francisco Santos, el anónimo de Estebanillo González, Fernández de Moratín, Espronceda, Juan Varela, Pérez Galdós, Torrente Ballester, Delibes, García Pavón... Una curiosa selección que puede resultar interesante. Quizás un poco excesiva, pero aprovechable por la riqueza de los textos.
De todas formas, disculpas por esta incesante tarabilla que soltamos.
Párrafo nº 4.
"Su lengua, tarabilla de molino, / molía de lo fino, / y barajando verbos inorados / pintaba los vocablos malparados, / cuya flor culterina / los necios la jugaban por divina".
Enríquez Gómez, Antonio, El siglo pitagórico y Vida de don Gregorio Guadaña, 1644. Teresa de Santos, Cátedra (Madrid), 1991.
Párrafo nº 5.
"En diciendo que os da por charlar parecéis una tarabilla. Lo que más me alegro es que no haya venido el Cantor a interrumpirme y a fastidiarme. El pobre quería venir, pero yo no lo he dejado; ..."
Espronceda, José de: Sancho Saldaña o El Castellano de Cuéllar, 1834. BVMC, Universidad de Alicante (Alicante), 2002.
Párrafo nº 6
"Clotilde Barallobre hacía buena pareja con Beatriz, cual de las dos más tarabilla".
Torrente Ballester, Gonzalo: La saga/fuga de J. B. 1972. Destino (Barcelona), 1995
Párrafo nº 7
"Cuando salía la luna, me levantaba; la tarabilla de los molinos tronaba; las inmensas piedras del río, coronadas de arbustos secos, me esperaban, y yo no podía ir contra ellas. El pequeño puente de eucaliptos, también cubierto de tierra amarilla, se movía con los primeros pasos de los transeúntes".
Arguedas, José María: Los ríos profundos. 1958. Ayacucho (Caracas), 1986
Párrafo nº 10
"Para otros la especie era menos desviada y pensaban que aquel ingenio sería algo así como una tarabilla incansable, que acabaría por enloquecer a cuantos tuviesen la osadía de contemplarla un rato".
García Pavón, Francisco: Los liberales. Destino (Barcelona), 1965
Párrafo nº 11
"Esta criada me ha servido perpetuamente y no he dado paso sin ella: su nombre es la Ocasión. ¡Oidlas!, ¡aprended a juzgar de una fregona!
Y desatando la tarabilla la Ocasión, por no perderse a sí mesma, dijo:
- Yo soy una hembra que me ofrezco a todos: muchos me hallan, pocos me gozan. Soy sansona femenina que tengo la fuerza en el cabello: quien sabe asirse a mis crines, sabe defenderse de los corcovos de mi ama; yo la dispongo, yo la reparto y, de lo que los hombres no saben recoger ni gozar, me acusan".
Quevedo y Villegas, Francisco de: La hora de todos y la Fortuna con seso. 1635, Luisa López-Grigera, Castalia (Madrid), 1975.
Párrafo nº 17
Jacinta se había quitado el sombrero y el abrigo. ... Y dale con la tarabilla de que él era esclavo de su deber, y de que lo primero de todo es la familia. El trote largo en que la llevaba su marido empezó a molestar a Jacinta, que se desmontó y se fue a la silla en que antes estaba. Él entonces se puso a dar paseos rápidos por la habitación.
Pérez Galdós, Benito: Fortunata y Jacinta. 1885 - 1887. Domingo Ynduráin, Turner (Madrid), 1993
"Mas de tal manera abogaron por mí mis dos defensores y abogados, y de tal suerte encarecieron a su Alteza mi despejo y tarabilla de donaire, que le dio deseo de verme y mandó sacarme de la prisión libre y sin costas, y que yo le fuese a besar los pies por la merced que me había hecho".
Anónimo: La vida y hechos de Estebanillo González. 1646. Antonio Carreira; Jesús Antonio Cid, Cátedra (Madrid), 1990
Párrafo nº 24
"... otro no se harta de decir infamias al que le había ganado; otro coge la baraja con que ha perdido y con boca y manos los hace pedazos, y en desocupando la boca, ensarta la tarabilla de «malditos sean los trapos y quien los buscó para que os hicieran, el que hizo el papel, el que hizo el cartón, el que hizo el engrudo, el que os pintó, el que os cortó, el que os vende y el que os trajo a esta casa, y el que vive en ella»; y a cada palabra de éstas hace pedazos un naipe, ... "
Santos, Francisco: Día y noche de Madrid. 1663. Julio Rodríguez Puértolas, Comunidad de Madrid (Madrid), 1992
Párrafo nº 26
"Se recogía la falda, enseñando el lazo de las ligas: Era menuda y morocha, el pelo endrino, la lengua de tarabilla, y una falsa truculencia, un arrebato sin objeto, en palabras y acciones: Se hacía la loca con una absurda obstinación completamente inconsciente."
Valle-Inclán, Ramón María del: La corte de los milagros. 1927 - 1931. José Manuel García de la Torre, Espasa-Calpe (Madrid), 1997
Párrafo nº 28
"Mario, bueno, gracia, ya me entiendes, que hay veces que una se ríe por no llorar, que no sabéis más que poner pegas y luego, acuérdate de lo del cordero de Hernando de Miguel, ni tú mismo sabes si has obrado bien o mal, y te entra el escrúpulo, natural, que si no puedes mover un dedo sin ofender, monsergas, mírate en mi espejo, ¿ofendo yo?, dime la verdad, ¿ofendo yo?, no, ¿verdad?, pues claro que no y, mira, bien de ello que hablo, que no paro, tú me dirás, una tarabilla, que muchas veces, si no tengo con quién, pues yo sola, fíjate qué risa, cualquiera que me viese, pero me importa un pito, que a mí las habladurías, teniendo la conciencia tranquila, me tienen sin cuidado".
Delibes, Miguel: Cinco horas con Mario. Destino (Barcelona), 1996
Párrafo nº 29
"Don Fadrique escuchaba y callaba. No tenía humor de despegar los labios. Lucía, que era aficionada a hablar, soltó la tarabilla y prosiguió diciendo:
- ¡Pobre Clara! Figúrese V. lo divertida que estará. Yo no lo dudo; ella se irá al cielo; pero ¡qué! ¿no puede ir uno al cielo con menos trabajo? ..."
Valera, Juan: El comendador Mendoza. 1877. Universidad de Alicante (Alicante), 2003
Párrafo nº 31
"Por el puente pasa la vida, pintoresca y varia: el carro de unos cómicos, la carreta cubierta de paramentos negros en que traen el cuerpo muerto de un señor, unos leñadores con sus borricos cargados de hornija, un hato de ganado merchaniego, que viene al mercado, un ciego con su lazarillo, una romería que va al lejano santuario, un tropel de soldados. Y las aguas del río corren mansas, impasibles, en tanto que en el molino la tarabilla canta su rítmica, inacabable canción".
Azorín (José Martínez Ruiz): Castilla. 1912. Juan Manuel Rozas, Labor (Barcelona), 1972
Párrafo nº 35
"Llaméle sermón y le di un nombre muy impropio; porque ni fue sermón, ni cosa que de mil leguas se le parezca. Es dificultoso definir lo que fue; pero veré si me puedo acercar a dar a entender lo que concibo. Fue una escoba desatada de inconexiones; fue una tarabilla suelta de impertinencias y de extravagancias; fue un confuso hacinamiento de textos y lugares de la Sagrada Escritura, ridículamente entendidos y osadamente aplicados; fue un turbión de conceptillos superficiales, falsos, pueriles, no sólo ajenos de un orador que en todo debe buscar la verdad y la solidez, sino insufribles aun en un mediano poeta".
Isla, José Francisco de: Historia del famoso predicador Fray Gerundio de Campazas alias Zotes. 1758. José Jurado, Gredos (Madrid), 1992
Párrafo nº 39
"Adolfo: Sí, señor; me la han presentado ya en dos o tres casas. Una señora muy oficiosa y un poco tarabilla."
Álvarez Quintero, Serafín: Puebla de las mujeres. 1912. Gregorio Torres Nebrera, Espasa-Calpe (Madrid), 1993
Párrafo nº 42
"... y se verá que, soltando la tarabilla, estarán charlando media hora, contando los motivos que tuvieron..."
Sarmiento, Fray Martín: El porque sí y porque no. a 1772. Michel Dubuis; Nicole Rochaix; Jöel Saugnieux, Instituto Feijoo de estudios del siglo XVIII (Oviedo), 1988
Párrafo nº 44
"Estos fenómenos traían a la mística Doctora un poco confusa y desatinada, hasta que comprendió la posibilidad de que las potencias intelectuales estén muy sosegadas y recogidas, y la imaginación, verdadera «tarabilla de molino» según frase de la Santa, se manifieste al mismo tiempo inquieta y desparramada".
Santa Teresa, Silverio de: Introducción a las Moradas, conceptos del amor de Dios y Exclamaciones, de Santa Teresa. El Monte Carmelo (Burgos), 1917.
Párrafo nº 50
"Chitona ha sido mi lengua / habrá un año, y ahora torno / a la primer tarabilla: / ¡Agua va!, que las arrojo. / Quítenseme de delante, / que atropellaré algún tonto, ..."
Quevedo y Villegas, Francisco de: Poesías. 1597 - 1645. José Manuel Blecua, Castalia (Madrid), 1969 - 1971
Párrafo nº 52
"¿Quién da a todos garatusa,
si suelta la tarabilla?
Corcovilla."
Quevedo y Villegas, Francisco de: Poesías. 1597 - 1645. José Manuel Blecua, Castalia (Madrid), 1969 - 1971
Párrafo nº 54
"Es el señor don Vejecio / una edad de más de marca, / grande guarismo de días, / tarabilla de semanas. / En un ras en ras de siglos, / empujón de vida, y tanta, / que presumo que le ha hecho / a la muerte alguna trampa."
Polo de Medina, Salvador Jacinto: Poesía. 1630 - 1655. Francisco J. Díez de Revenga, Cátedra (Madrid), 1987
Párrafo nº 55
"No porque alguno Píndaro le llama, / oyendo su incesante tarabilla, / pienses que numen superior le inflama. / Los muchachos le siguen en cuadrilla, / pues su musa pedestre y juguetona / es entretenimiento de la villa."
Fernández de Moratín, Leandro: Poesías completas (poesías sueltas y otros poemas). 1778 - 1822. Jesús Pérez Magallón, Sirmio-Quaderns crema (Barcelona), 1995.
En el CREA hemos obtenido trece casos. Tres de ellos hacen referencia al nombre del pájaro (sólo pondremos uno) y otros son textos literarios del español actual, de los que hacemos selección.
Párrafo nº 4
"Pasemos ahora a considerar las especies de túrdidos que se encuentran sobre todo en maquias y formaciones boscosas poco densas. Entre ellas cabe considerar que la tarabilla común, Saxicola torcuata, es la más característica por su gran abundancia en ciertas formaciones de maquias sometidas a una intensa acción aerohalina. El comportamiento predador de esta pequeña ave difiere bastante de la del resto de insectívoros de su tamaño, en tanto que las capturas las realiza a partir de perchas o posaderos localizados entre uno y cinco metros de altura sobre el terreno, desde los que acecha a sus presas".
Llobera Serra, Franco; Valladares Ros, Fernando: El litoral mediterráneo español. Introducción a la ecología de sus biocenosis terrestres. Penthalon (Madrid), 1989.
Párrafo nº 5
"A pesar de que yo deseaba casarme con Laura, salía con una muchacha, Alejandra, con la que me daba unos sobetones tremendos. (Alejandra era una fajadora menuda, prietona, de pelo chino; lengua de tarabilla y poses que afectaban una falsa truculencia. Pero sobre todo, estaba muy buena y yo no podía resistir sus provocaciones.)"
Alatriste, Sealtiel: Por vivir en quinto patio. Joaquín Mortiz (México D.F.), 1985
Párrafo nº 8
"En los ojos de Julita Odalisca brillaba una extraña oscuridad, aun cuando estuviera atardeciendo. Julita Odalisca sabía cómo insultar de setenta y cinco maneras diferentes (bambarria, zarramplín, ganso, mentecato, chunchumeco, zascandil, mamayo, tolón, simplicio, sansirolé, tarabilla, soplagaitas, babieca, verraco, alarico, garañón y cincuenta y nueve más)".
Argüelles, Fulgencio: Letanías de lluvia. Alfaguara (Madrid), 1993
Párrafo nº 11
"Perdone usted que vuelva a la misma tarabilla de siempre, padre, pero es que ora ando rete enchilada con mi nana."
González, Eladia: Quién como Dios. Espasa Calpe (Madrid), 1999
Párrafo nº 13
"... el currucucú de los pichones, el «hay tierra pa'las macetaaaas», un chiflado de allá afuera, el arrullo a boca cerrada amamantando (no resulte el nene mudo), el cacareo de las gallinas, las cubetadas con que lavan el patio, la tarabilla de remedos y los fuiú-fiú del cotorrito, los maullidos de los mi-chos, el pregón del ropavejero... "
Hayen, Jenny E.: Por la calle de los anhelos. EDAMEX (México), 1993.
Un texto que queremos resaltar especialmente proviene de la obra de 1982 Un solo son en la danza de Jesús Alviz Arroyo, natural de Acebo.
MARIBÁÑEZ: No lloro yo los parentescos, sino la vida que se acaba en esas vidas... Y porque ya está asentado en la basura de las costumbres de estos reinos, que hay que matar a la vida y dar vivas a la muerte.
BEATRIZ: ¡Tate, tate!, no seas tarabilla tan descompuesta, muchacha. Ni te descares así..., que están hasta bajo las piedras, y su oficio es sacar punta a todo.
MARIBÁÑEZ: ¡Una lengua más afilada que las navajas querría, para punzarles nada más abrir la boca!
BEATRIZ: ¡Baja la voz ya! que podamos descubrir nuestros pechos sin sobresaltos. (La aleja un poco). ¿Crees que eres la única en desear ponerlos cual digan dueñas? A tu lado tienes otra..., pero te lo digo..., es tiempo aún de andar de acarreo...
MARIBÁÑEZ: (Que se ha dejado arrastrar, pero con la mirada imantada por la hoguera; no parece darse cuenta hasta ahora de quienes la rodean). Pero ¿quién sois vos?
BEATRIZ: ¡A mí que me volvió el alma al cuerpo, sólo con olerte! ¿a ti nada te dice mi voz?
Alviz Arroyo, Jesús: Un solo son en la danza. Universitas Editorial y Diputación Provincial de Cáceres, 1982.
Para terminar haremos mención al tratamiento que dan a esta palabra Pilar Gª Mouton y Álex Grijelmo en su libro Palabras moribundas (2011). Hacen una mención a los distintos significados que recoge el DRAE y comentan sobre todo los tres que aquí hemos tratado relacionando el uso que se hace en algunas regiones. Nos interesa la explicación que dan al final sobre el término tarabilla para nombrar al pájaro. Opinan con Francisco Bernis (Diccionario de nombres vernáculos de aves) que el nombre del ave no se relaciona con el sentido de la cítola del molino o de la mujer parlanchina, sino que "tuvo que surgir independientemente como vernáculo del pájaro, pues evoca sin la menor duda el reclamo «bít-tra-bít» que la especie emite con frecuencia, posada en lo alto de una rama o de una estaca" (subrayado nuestro). No nos parece mal planteamiento.
Y hasta aquí la tarabilla.
Para saber más:
ALVIZ ARROYO, Jesús: Un solo son en la danza. Universitas Editorial y Diputación Provincial de Cáceres, 1982.
FERNÁNDEZ ACEYTUNO, Mónica: “Las 104 palabras más hermosas de la Naturaleza” y Diccionario Aceytuno de la Naturaleza.
Gª MOUTON, Pilar y GRIJELMO, Alex: Palabras moribundas. Taurus, 2011.
MOLINER, María: Diccionario de uso del español.
REAL ACADEMIA ESPAÑOLA: Diccionario de la lengua española, 23.ª ed., [versión 23.4 en línea]. <https://dle.rae.es> [Consulta: 30/05/2021].
INSTITUTO de INVESTIGACIÓN RAFAEL LAPESA de la RAE (2013): Mapa de diccionarios [en línea]. < http://web.frl.es/ntllet> [Consulta: 30/05/2021]
REAL ACADEMIA ESPAÑOLA: Banco de datos (CORDE) [en línea]. Corpus diacrónico del español. <http://www.rae.es> [31/05/2021]
REAL ACADEMIA ESPAÑOLA: Banco de datos (CREA) [en línea]. Corpus de referencia del español actual. <http://www.rae.es> [31/05/2021]
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