El domingo de Lázaro maté un pájaro...

 

El domingo de Lázaro
maté un pájaro.
El de Ramos
lo pelamos.
El de Pascuas
lo pusimos en las ascuas.
Y en el de Cuasimodo
nos lo comimos todo.
©José Vidal Lucía

Esta retahíla la aprendí, como otra mucha gente, en la infancia. Después parece que se quedó en el olvido y de pronto, sin saber cómo, ya en la edad tardía, vuelve a aparecer. Es lo que tiene el empezar a ser del grupo de los mayores de la tribu. Supongo que muchos hombres y mujeres de mi generación, sobre todo los que provienen de la cultura rural, recuerdan estos pareados y otros muchos.

Es obviamente una regla nemotécnica para acordarse de la secuencia de los domingos que van desde el penúltimo de la Cuaresma hasta el segundo de Pascuas.  Pero es también una muestra curiosa de cómo el ritual litúrgico permeabilizaba el lenguaje de las gente y otros aspectos de la vida cotidiana. Me estoy refiriendo obviamente al pasado y a una sociedad rural que ya ha desaparecido. De esa cultura nos quedan algunos elementos, que se observan en el lenguaje de la gente mayor y en algunas costumbres y tradiciones. Así todavía podemos oír "Nos vemos de Pascuas a Ramos" que sería lo mismo que "de higos a brevas"; o también "estar más contento que unas pascuas" por "estar alegre"; o "hacerle a alguien la pascua" en lugar de fastidiarlo. Sin olvidar lo de "ir a pascuear". Y, bueno, "Santas pascuas".

Para entender mejor esta penetración de lo litúrgico en la vida cotidiana de la gente no hay más que consultar los libros parroquiales (de bautismos, bodas, velaciones y defunciones). Son una magnífica fuente para entender esa vida del pasado. Algún día habrá que hablar de ello.

Volviendo al texto primero que estamos tratando. Ese "domingo de Lázaro" es el que llamamos también domingo o dominica de Pasión. Se trata del quinto domingo de  Cuaresma, con el que comienza la Semana de Pasión, cuyo día más significativo para muchos sería el Viernes de Dolores. En Riolobos hubo una cofradía llamada de la Santa Vera Cruz, existente ya en el s. XVII y muy revitalizada en el s. XIX, con una gran presencia en la sociedad riolobeña por razones en las que hoy no podemos detenernos. Esta Santa Hermandad o cofradía celebraba su Cabildo o reunión anual de Cofrades en la "dominica de Lázaro o de Pasión". En esa reunión elegían a los tres alcaldes o Hermanos mayores, a los "hermanillos" encargados de las inhumaciones, a los dos alguaciles, al Patrono (siempre el cura, con funciones de depositario de fondos) y al depositario, cuando el cura renunciaba a ello. En la segunda mitad del XIX se recurrió muchas veces a Antolín Palacios para que cumpliera esta función de depositario y gestor de fondos. Siempre que un cura renunciaba, se le encargaba a Antolín. Desde luego, era el gran "cuentadante"  del pueblo de Riolobos a finales del XIX. A este domingo se le conocía como de Lázaro, porque, como dice el Diccionario de Autoridades, tomo III. 1732, "Llámase assí vulgarmente por ser el immediato al Viernes en que se lee el Evangelio de la Resurrección de Lázaro".

La semana de Pasión y la Cuaresma terminan en el domingo de Ramos, a partir del cual se iniciaba la Semana Santa. Así lo define el citado diccionario (tomo III. 1732):

DOMINGO DE RAMOS. El último de la Quaresma, llamado assí por ser el día en que Christo nuestro Redentor entró triumphante en Jerusalem: y porque todo el Pueblo y los que le seguian tendían ramos de palma, olivo y otros árboles en el camíno por donde passaba el Señor, le quedó este nombre. Latín. Dominica Palmarum.

Poco hay que decir que no se sepa sobre este domingo. Por supuesto, los ramos de olivos, las palmas, la procesión de la borriquita en algunos lugares... Y también aquello de que "El domingo de Ramos quien no estrena «na» no tiene manos". Me recuerda siempre a la costumbre de "remuarse" los domingos.

Pero el gran domingo de esta liturgia es el de la Pascua de Resurrección (también conocido como de Gloria o de Pascua Florida ). Una gran fiesta triunfal. De ahí que en la madrugada, con la procesión del Encuentro, vuelvan a sonar las campanas que han estado mudas desde el Jueves Santo. Durante esos días sólo han sonado las matracas, o por lo menos, así era antes. Es un domingo en el que, en muchos lugares, se va de "pascueo" o se celebran fiestas como las del "Chiviri" en Trujillo. La fecha de la Pascua cristiana se fija en el primer domingo después de la primera luna de primavera. Por eso, en la Semana Santa siempre hay luna llena. 

Carmen Miguel Pañero, con todos los recuerdos de estas tradiciones muy vivos, nos informa que en Riolobos, en la Procesión del Encuentro de la mañana de Pascua, el Resucitado era llevado por jóvenes y niños por un camino, mientras que la Virgen, cubierta por un velo, procesionaba por otro, portada por mujeres. Cuando se encontraban en la zona del Cuenco ambos pasos hacían tres genuflexiones y las mujeres cantaban:

Quita ese velo a María,
quítale ese velo negro,
que ya apareció su hijo
a vista de todo el pueblo.

En las fotos que el padre Jonny ha publicado esta mañana se mantiene la tradición. Supongo que también el canto. 

El último domingo, el de Cuasimodo o domingo in albis, es el segundo de este tiempo Pascual. De nuevo recurrimos al Diccionario de Autoridades.

DOMINGO DE QUASIMODO. El siguiente al de la Resurrección, dicho assí por empezar la Missa en este día en su intróito con estas palabras: Quasi modo geniti infantes. Llámase tambien Dominíca in Albis porque, segun San Agustín, los bautizados en el Sabado Santo, en la primitiva Iglesia, trahian las vestidúras blancas que los revistieron en el Bautismo, hasta este día, que debían ir en processión a la Iglesia.

En Don Benito existe la costumbre de irse al campo en estos domingos de Pascua "a comer las bollas". Y existe el dicho que "en el domingo de Cuasimodo hay que comérselo todo". Y no se refieren precisamente al pájaro de nuestro texto.

Con esto vale por hoy. Era una simple rememoración de la infancia, con un recuerdo entrañable también a nuestros padres y abuelos. Muchos riolobeños y riolobeñas seguro que también lo tienen en su memoria. De ellos lo aprenderán sus nietos y nietas.

Ah, y no olvidamos otros domingos: el de Piñata, el de Rebeca, el de Quincuagésima, ...  Ni tampoco el lunes de Piedra, el día de la romería de la Argamasa. Ese será otro día.

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