Riolobos y el Niño Jesús del convento de la Moheda

Ruinas del convento de la Moheda. Grimaldo. Al fondo, diversos pueblos de la Vega del Alagón.

El Convento de Nuestra Señora de los Ángeles o de la Moheda

Había en la iglesia de Riolobos, colocado en el desaparecido retablo, un "Niño de la Bola", conocido así por la gente del pueblo, pero sin que se supiera su procedencia o historia. Desapareció, como otras muchas cosas de la parroquia, a mediados o finales de los sesenta del siglo pasado. Vamos a tratar de dar en esta entrada alguna noticia sobre esta imagen que muy posiblemente era la nombrada en los documentos de la iglesia como el "Niño de la Moheda".

El convento de la Moheda, hoy en ruinas, pertenece al término municipal de Grimaldo y se sitúa entre este pueblo y Mirabel. Así se habla de él en un libro de 1627.

"Por este tiempo (1502) ya estaua fundado el Conuento de San Francisco de la Moheda, entre las villas de Grimaldo, y de Mirabel, y despues que se dio a la Prouincia de San Miguel, de la Obseruancia (porque hasta nuestros tiempos fue de Religiosos Claustrales) como ha crecido en reformacion, tambien se ha acrecentado en edificios, por orden del Padre fray Diego de Ouando, natural de Caceres". (Historia y Anales de la Civdad y Obispado de Plasencia. Año 1627. Libro II.)

Detalle de la entrada a una de las capillas. Según la profesora Carmen Díez, esta era la correspondiente al "milagrosísimo Niño Jesús" con "adornos esgrafiados, alusivos al Buen Pastor". En la decoración de la puerta destacamos los motivos marianos de jarrón de azucenas en las enjutas, la simulación de ladrillos pintados como dovelas del arco y una hornacina vacía en el centro, sobre la imagen del cordero.


Detalle de esgrafiados del acceso a la capilla y simulación de ladrillos pintados en el intradós del arco. Esta decoración de ladrillos pintados la utilizaría también en 1883 el maestro albañil riolobeño Santos Pulido en la decoración de la pared norte de la torreta del reloj de la iglesia de Riolobos.

Magnífico esgrafiado en el interior de la capilla.Una decoración que prolifera por todo el convento.

No es nuestra intención narrar ahora la historia del convento. Nos limitaremos sólo a dar algún dato sobre la imagen citada del Niño Jesús. Para conocer y ampliar información sobre este y otros conventos franciscanos de la provincia de San Miguel es necesario consultar las obras de la profesora María del Carmen Díez González (Arquitectura de los conventos franciscanos observantes en la provincia de Cáceres. s. XVI y XVII. Colegio Oficial de Arquitectos de Extremadura: Universidad de Extremadura, Servicio de Publicaciones, 2003.)

El convento estuvo habitado, como se dice en el texto de más arriba, por religiosos franciscanos observantes y mantuvo mucha relación con los pueblos limítrofes. Muestra de esa relación son las numerosas ocasiones en que encontramos a frailes de esta comunidad haciendo funciones litúrgicas en Riolobos en suplencia del cura titular. Así aparece reflejado en los "libros sacramentales" de la parroquia de Santa Catalina con ocasión de bautismos, bodas o defunciones. En el libro 3º de defunciones (1796-1813), hoy desaparecido, podía verse toda una relación de estos frailes visitantes. El cura Tomás Pizarro, que consultó el libro, escribe un folleto titulado "En camino a la Vida Eterna" (1992), en el que hace una glosa de las partidas que constan en dicho libro y relaciona algunos de estos frailes que auxiliaban al cura Josef Gil Colmenero, párroco de Riolobos en aquellos años, en sus continuas ausencias por enfermedad. Lógicamente existía un "camino de la Moheda" que recorrían los frailes en sus visitas y que aún se conserva. A pie de página publicamos una relación de los citados por Pizarro.

También hay veces que en las disposiciones testamentarias de personas acomodadas de dicho pueblo, como también de otros lugares, aparece la condición de que la comunidad entera del convento oficie las exequias en el día del entierro o en las celebradas "al cabo de año". En unas se pide que sean los frailes de la Moheda, en otras, los del Palancar. Siempre con la limosna correspondiente para cada una.

El convento fue desamortizado o extinguido en agosto de 1835 y hay noticia en el AHP de Cáceres de seis inventarios, bastante incompletos, como el "Inventario de los muebles, utensilios y efectos pertenecientes al menaje de casa, labraduría, bodega y demás de su clase hallados en dicho convento al tiempo de su extinción en 31 de agosto de 1835", o  el "Inventario de los Granos, Legumbres y Ganados hallados en el dicho Convento al tiempo de ...", también otro "Inventario de los Ornamentos, Vasos Sagrados y utiles correspondientes al culto qe se encontraron en dicho Convento...", o el "Inventario de la Biblioteca, Pinturas, Esculturas y demas Maquinas y Enseres propios de las Ciencias..." (del que sólo se halló una "Biblioteca desprovista de todo mueble y efectos pues solo contenia como un carro de Libros de obras incompletas ... desencuadernados y roidos de los ratones, ...". En este inventario no se dice nada sobre las esculturas o imágenes existentes en aquel momento, que pudieron ser repartidas por las parroquias cercanas). Y por último el "Inventario de fincas rústicas, urbanas y censos hallados en este convento al tiempo de su extinción ...". De ellos hablaremos en otra ocasión.

Hoy, la ruina del convento forma parte de una finca privada dedicada a tareas agricola-ganaderas.

Muestras de la ruina del convento e iglesia

Alguna noticia sobre el Niño Jesús de la Moheda 

Teníamos interés en encontrar en alguno de estos inventarios noticias sobre el Niño Jesús conocido, como hemos dicho, como el Niño de la Moheda, pero no ha habido tal. Sin embargo, sí hemos hallado alguna referencia en los citados libros sacramentales de la parroquia de Riolobos.  En el primer “Libro de Casados” (1602-1813) aparece la siguiente nota fechada en 1811:

 “El dia quince del mes de Julio del año pasado de mil ochocientos y diez Antonio Lopez, sacristan, trajo el Niño de la Moheda por causa de los franceses que llegaron á la Villa de Grimaldo y por mandado del Sr. Dn. Josef Gil Colmenero cura actual y en el día 20 de enero de este presente año de mil ochocientos once dia en que cayo la festividad del Dulcissimo Nombre de Jesus; se saco en procesion por el Lugar; dixo la Misa el dho Sr. Cura y predico el P. Dn. Josef Sanchez Monroy del convto de la Moheda y pª que en todo tiempo conste lo firmo (Colmenero y Monroy)” (los subrayados son nuestros).

Otra nota, casi en los mismos términos, se publicará también en el folio 87v del Libro 3º de Bautismos (1797-1813). Ambas notas van firmadas por los citados clérigos Colmenero y Monroy. Llama la atención que, perteneciendo dicho convento a la diócesis de Plasencia, sea el cura de Riolobos, de la diócesis de Coria, el que intervenga para traer a Riolobos esa imagen. Lo que no nos consta es que la misma se devolviera al convento citado. Hay constancia documental de que en 1859 el Niño de la Moheda se encontraba en Riolobos, y más concretamente en la llamada “Casa Grande" de doña Teresa Maurizia de la Merzed Delgado Garrido (1781-1859), hermana del último prior de Yuste, Fray Eugenio Delgado Garrido. En la partida de defunción de dicha señora de fecha 21 de julio de 1859 (libro de 5º defunciones 1852-1872), entre las cláusulas testamentarias se dice: "Que el Niño de la Moheda se traslade de mi casa en procesión a la Iglesia, concluidas mis honras, y que en aquel dia se diga una misa cantada por mi alma en el altar que se coloque". Además, de las 288 misas dispuestas en su testamento, cinco fueron dedicadas al "Stmo. Niño de la Moheda". Firma la partida el cura don José Mª Sánchez Parrón. 

A partir de entonces, este Niño de la Moheda (o Niño de la Bola para la gente del pueblo) debió mantenerse en la iglesia parroquial hasta finales de los años 60 del siglo XX. Por tanto, formó parte del conjunto de imágenes de la iglesia más de un siglo, durante el cual parece que la referencia a ese nombre, con el que aparece en los escritos, se perdió en la memoria de la gente. En esos años además la imagen del Niño desapareció, como otros muchos elementos patrimoniales de la iglesia (imagen de la Argamasina, retablo, rejas del presbiterio, gran cómoda de la sacristía del s. XVII, …). Fueron presuntamente enajenados en favor de algún anticuario o coleccionista, sin que las autoridades locales ni las eclesiásticas hicieran nada para evitar semejante expolio. Este sí es un hecho que se recuerda.

El cura Gil Colmenero y el sacristán Antonio Ruperto López

Como decíamos en otra entrada de este blog de 14 de marzo de 2020, el primer dato que manejamos del cura párroco de Riolobos, don  Josef Gil Colmenero, es de 26 de febrero de 1792. En esa fecha firma un rendimiento de cuentas del año 1791 reseñado en el Libro de Quentas de la Fabrica de la Igª Parroquial de este lugar de Riolobos que dan principio el año de 1751 siendo Cura Don Juan Fernandez del Zerro y Miron (1751-1793) (Archivo Diocesano de Coria-Cáceres). 

Desde 1792 y hasta su fallecimiento en 1830 regentó la parroquia durante casi cuarenta años. Años además muy importantes y críticos en la historia nacional y de cada pueblo. En el período de 1808 y hasta 1814, durante la Guerra de la Independencia, se viven diversos episodios de incursiones de las tropas francesas. Años de incertidumbre y miedos. De su fallecimiento da fe Fray Eugenio Delgado Garrido, último prior del Monasterio de Yuste y habitante con su familia de la citada Casa Grande de Riolobos.

De Antonio Ruperto López, el sacristán encargado por el cura Gil Colmenero para traer el Niño de la Moheda al pueblo, tenemos varias noticias en los libros parroquiales. Como sacristán de la Parroquia y con el nombre de Antonio Ruperto López aparece en varios documentos.  Ya en 1790 se le cita como "actual sirbiente de sacristan" y se hace referencia también a un hermano de nombre Josef Lopez. Con este nombre compuesto (Antonio Ruperto) lo veremos también en 1810, 1820, 1824, 1834, 1836, 1838, 1842, 1845 y 1849. Sólo como Antonio Lopez aparece en 1799, 1810, 1820, 1822 y 1826 (en este último, de nuevo, como "sacristan sirviente"). Son muchos los años que, según estos datos, regentó el cargo de sacristán. Posiblemente su padre lo había sido antes. 

También nos consta su dedicación a tareas municipales como regidor. En una relación de regidores del Ayuntamiento de Riolobos en los años 1808-14 / 1820-23 aparece en varios como tal y con el nombre de Antonio Lopez (en 1820 como regidor mayor). Hay también un papel timbrado del año 1827 con rúbricas de ¿regidores? en el que aparece la firma en primer lugar de "Antonio Ruperto Lopez" seguido con otros nombres que forman parte de la lista de regidores antes citada.

Estuvo casado con Leonarda Arroyo y nos consta que la tradición familiar de sacristán se mantuvo, pues su hijo Ventura Lopez figura como teniente de sacristan en 1867. Sin embargo, de su nieto Ulpiano Antonio López Rodríguez (1872-1918), casado con Melitona Egido Pérez (1873-1940), no hemos visto ninguna referencia en que aparezca con ese cargo. Tampoco de sus biznietos Urbano, Ventura y Vidal López Egido.

Relación de frailes de la Moheda sustitutos en Riolobos entre 1798-1813.

Fray Juan González "religioso observante y morador del convento de Nuestra Señora de los Ángeles" de la Moheda, fray Francisco de San Antonio y fray Rafael Martín (1797); fray Francisco Cortés (1798); fray Phelipe Gil Guillén (1799, 1800 y 1801) y fray José de los Santos (1800). En 1802, fray Diego Marín, fray Francisco de la Concepción y fray Miguel Retortillo. En 1803, fray Juan Aº Muñoz (también en 1804), fray Vizente Mendoza, fray Josef Fernandez (también en 1804 y 1805) y fray Francisco Sánchez (también en 1805). En 1804, fray Juan Ximenez de Brozas con los otros citados antes. En 1805, fray Domingo Sierra (y en 1806), fray Manuel Suarez y fray Manuel Hernandez. En 1807, fray Francisco Paule (y en 1808 y 1809) y fray Roman Sanchez. En 1808, fray Francisco Hernandez de Estevan. Sustitutos permanentes del párroco fueron: fray Josef S. Monroy (agosto 1810 a mayo de 1811 y además en 1813) y el citado Román Sanchez en 1811 y 1812. Dos nombres de estos dos últimos años fueron fray Francisco Corchero y fray Josef Crespo. Y hasta la exclaustración (1835) seguirán apareciendo nombres de frailes en libros sucesivos.

©José Vidal Lucía Egido

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Comentarios

  1. Muy interesante, no había oído nada de esta imagen.
    Gracias por toda la información ! ya as tenido que trabajar para conseguirla!
    Un abrazo

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