De nuevo los Tableros de San Mateo y la danza del "Chicurrichi" en Torre de Santa María. 2. La fiesta en la actualidad

La fiesta  de los Tableros de San Mateo en la actualidad. Pervivencias y algunos cambios.


En la primera entrega dedicada a esta fiesta hacíamos referencia al impagable testimonio dejado por Valeriano Gutíerrez Macías en su libro "Por la Geografía Cacereña. Fiestas populares" publicado en 1968. Dentro del libro aparece un artículo titulado "Torre de Santa María: La danza de los tableros" (cap. XXXVII, pág. 279), en el que narra de manera precisa y muy elocuente el discurrir de la fiesta en aquellos años. Hemos leído este texto con detenimiento y atención para comparar con la realidad actual y poder valorar las pervivencias y los cambios producidos.

Quizás una diferencia fundamental es que en aquel momento se nombraban dos madrinas principales entre jóvenes del pueblo, cuyas familias pudieran soportar económicamente dicho encargo. Una de ella era de mayor rango. El cura párroco publicaba o proclamaba su nombramiento en la iglesia el día de San Juan (fecha próxima al solsticio de verano) Luego ellas, como ya dijimos en la entrada anterior, elegían a sus tableras. A partir de ahí se gestionaba la petición de productos y dinero por las eras y entre los vecinos del pueblo para la elaboración del pan, de los dulces y de los adornos que formarían parte de los tableros. Después, los ensayos, la preparación de la vestimenta, la organización de los tableros, etc. 
 
Hoy este plan ha cambiado sustancialmente. No existe diferencia entre madrinas y tableras. Todas son tableras y en un mismo nivel. Siguen proclamándose en la fecha citada, pero se hace a partir del acuerdo alcanzado entre un grupo de amigas que deciden participar como tales en ese año. Han de buscar ayudas para la elaboración y organización de los tableros y ellas mismas se encargan de hacerlos. Antes, todo se realizaba en la casa de las madrinas y de allí partía el desfile de los tableros el día de la fiesta. Ahora el lugar es la Casa de Cultura. Allí se elaboran y allí permanecerán hasta que se inicie el desfile hacia la plaza de la iglesia el día 21 de septiembre.

Otro aspecto que también ha cambiado ha sido el comportamiento de las tableras durante la danza. En el libro citado se decía que "las mozas siempre en sus filas quietas", mientras los "danzaores" que las acompañan evolucionan y hacen giros y cruces alrededor de los tableros expuestos en la explanada de la plaza y de las tableras que los guardan en actitud estática. Es claramente un rito de ofertorio al santo que preside desde sus andas y de reconocimiento a las jóvenes que realizan dicha ofrenda, tradicionalmente solteras y con la adolescencia ya pasada. En estos años que hemos sido testigos de la fiesta hemos observado que llega un momento en el que las mozas inician un leve movimiento de danza junto a su tablero al son de la flauta y el pandero, para, después, acompañar a los "danzaores" en su "crescendo" alrededor de los tableros. Momento este de gran regocijo y aplauso entre el público participante.


Y pocos cambios más, salvo los que marcan las costumbres y los tiempos que corren. La secuencia de la fiesta, en lo esencial, conserva sus características. La "misa solemne con sermón", "la procesión de la sagrada imagen, barroca, muy bella, pero desacertadamente restaurada", "las madrinas con sus mantillas y sus tejas", los "danzadores con sus mejores trajes, aunque de atuendo corriente" y por la tarde, el desfile, el ofertorio y para la danza en la plaza, "están el señor cura y las autoridades sentadas en el banco, que presenta el blasón de Santiago". Así nos lo cuenta el libro de 1968. La imagen barroca de San Mateo a la que se hace referencia suponemos que es la antigua imagen que, según cuentan, "se rompió".

La pervivencia en el tiempo de aspectos básicos de la fiesta es un detalle notable que nos interesa resaltar. Y que hemos de observar con más detenimiento para su mejor valoración.

Los componentes y la secuencia de la fiesta

Los Tableros

Como ya hemos expuesto en otra ocasión, los tableros son las antiguas tablas con las que se llevaban los panes y dulces para hornear en la tahona. A partir de esa función cotidiana, los tableros evolucionaron engalanándose para su transformación en portadores de ofrendas para el santo correspondiente. En este caso, San Mateo. En 2018 tuvimos oportunidad de ver en la Casa de Cultura cómo se elaboraban todos los elementos componentes y cómo se organizaban. Un grupo de mujeres, madres de las jóvenes tableras de ese año, junto con algunas de ellas, dedicaron muchas horas a su confección. Este año, otra joven tablera, que lo es por quinta vez, nos decía que "lleva mucho trabajo, porque todo, todo es a mano. Llevamos desde junio haciendo flores, banderas, ...".

La joven tablera Irene Miguel Jara en el momento de cargar su tablero para iniciar el desfile. 2018. Pueden observarse en el frente los dos banderines identificativos de la tablera y el año. Y admirar la vistosidad y colorido de estas obras de artesanía.

Una vez acabado, se coloca sobre una mesa, previamente cubierta con un paño tejido en el telar tradicional llamado carpeta. El tablero, cubierto por otra carpeta, se adorna con paños bordados y rematados con encajes de bolillos o flecos. Una estructura de varas de mimbre en arco sobre los tres pares de panes  que sirven de base, permite componer todo el conjunto formado por esos seis panes, dulces, roscas de aire, flores de papel, banderolas caladas sobre varas de gamonitos, estandartes identificativos bordados con el nombre y año de la tablera (más la imagen de San Mateo y la de la Asunción o la de la iglesia), etc. Toda la estructura se completa con ramas de chumbarba o rusco (Ruscus aculeatus) que le da relleno y volumen. En el frontal un vistoso lazo y una rosca. Todo un conjunto de enorme y llamativo colorido. 

Otra joven tablera, Clara Valhondo Rico, porta su tablero en 2018 con banderín familiar de 1994.

Un detalle importante es que hoy los tableros son más o menos iguales. Antes primaban en valor y contenido los de las dos madrinas principales, por los que, obviamente, se ofrecía más en la puja. 

En el libro que seguimos se describían así los elementos de los tableros (pág. 281) :
"Los panes son ocho de a dos libras. Los dulces necesariamente han de ser «roscas obispales», «madroños», «roscas de piñonate» y «repelao». Puede añadirse algún «brazo de gitano», «empanadas de bizcochos», etc. 
Las banderas son recortadas en papeles de seda. Llevan sesenta, todas distintas y las madrinas dos más bordadas o pintadas en seda que guardan como recuerdo todavía".



Tableras y "danzaores". La indumentaria 

La joven tablera Lucía Jara ante su tablero y con la indumentaria que describimos. 2018.

La indumentaria de las jóvenes madrinas y tableras es la tradicional de las mujeres de la zona: enaguas y pololos blancos, medias blancas caladas, zapatos negros, refajo de varios colores y con bordados, faltriquera, mandil y jubón negro también con bordados de color y con remate de encaje. Todo adornado con los conocidos aderezos de pasadores, pendientes, collares y colgantes, elaborados con filigrana de oro o plata. Hay que añadirle la rodilla para colocar en la cabeza, y que suele ser de colores a juego con el refajo. Valeriano Gutiérrez habla también de mantones de Manila, lo que no hemos visto en los últimos años. Pero sí hemos tenido oportunidad de ver un magnífico mantón de Manila rojo que llevaba una madrina en 1949. Próximamente publicaremos foto de la madrina, del mantón y de dos estandartes relacionados con la misma.

Lorenzo Jara, "danzaor" y padre de Lucía Jara, con la indumentaria tradicional y con las castañuelas en pose de baile. 2018.

La de los hombres consta de zapatillas de suela de esparto con cintas para atar a la pierna, medias blancas, calzón negro con borlones rojos a la altura de las rodillas, camisa blanca, chalecos antiguos, fojas rojas con flecos, pañuelo al cuello con lazo delante y otro en la frente anudado al lado izquierdo. Como adorno llevan también un puro bordado, prendido al lado izquierdo del chaleco (ya habla de él don Valeriano). Para la danza se acompañan de castañuelas con adornos de madroños y cintas. En fotos antiguas hemos observado que el pañuelo al cuello es grande y va anudado delante, pero también prendido en los hombros. Otro detalle es que en esas fotos los "danzaores" no suelen llevar calzón corto, sino pantalón.

Galería de tableras y "danzaores"

De 2018

Los nombres: Arantza Gil y Amador Pérez; Clara Valhondo Rico y Manuel Espada; Cristina Rajado y Mikel Rajado; Erika Cerezo y Javier Dómine; Guadalupe Espada y Sergio Pérez; Irene Miguel y Óscar Becerra; Lucía Jara y Lorenzo Jara; Marisa Batista y Chema Fernández; Nerea Hidalgo y Eladio Álvarez; Paula Guillén y Alejandro Márquez.

De 2019
Los nombres: Ainhoa Gómez Puerto y Antonio Carrasco Corchero; Amparo Morgado Borrella y Javier Lázaro Poblador; Ana María Expósito Gómez y Pedro José Bravo Expósito; Jeanette Valhondo Poblador y Jose Luis Mañanas Expósito; Juani Fernández Miguel y Nemesio Rodríguez Miguel; Karmele Expósito Heras y Leandro Expósito Heras; Nazaret Rueda Gómez y Francisco Jesús Gómez García; Sonia Carrasco Corchero y Diego Valhondo Gómez.

El director de la danza y el tocador de la flauta

El director de la danza es un danzador más que se caracteriza por marcar todos los movimientos y evoluciones del grupo a golpe de pandero. Este instrumento se adorna con madroños y cintas multicolores. En su mano derecha una maza, también adornada, para golpear el pandero. Le acompaña otro danzador que interpreta la melodía con una flauta dulce de ocho agujeros. Antes era un pito, una flauta pequeña. En una fotografía antigua, publicada en la entrega anterior, aparece un danzador tocando este instrumento.

Una de las personas que más se recuerdan en la historia de la fiesta es tío Agustín Palomino Solano. Lo hemos visto en varias fotografías antiguas, algunas sin fechar, y no podemos señalar durante cuántos años fue el director de la danza tocando el pandero. Todo el mundo afirma que fueron muchos años, pero en este momento no disponemos de fechas concretas que nos permitan valorar su papel en la fiesta. Antes de él hubo otro nombre del que tenemos noticia por un familiar: "Yo siempre oí que mi tío, Amador Pérez Galán, hermano de un sacerdote, había tocado el tambor antes que tío Agustín, Rivera y todos esos... No sé en qué años". Otro nombre citado por todos es Rivera (sin más). En 1964, en la foto del grupo de la clausura de la cátedra de la Sección Femenina aparece como director con el pandero Domingo Pérez Redondo.

En los últimos años, y durante más de treinta, ha desempeñado esta tarea Francisco Márquez Arenas. En 2019 el director lo ha sido Jaime Fragoso Expósito, hasta ahora acompañante con la flauta de Francisco Márquez. El flautista ahora, Amador Pérez Jara.

La salida de los tableros y el desfile hacia la plaza de la iglesia

 

En la tarde del 21, tras los actos de misa y procesión de la mañana, hacia las cinco de la tarde se va recogiendo a las tableras en sus casas para, todos juntos, tableras y "danzaores" dirigirse hacia la Casa de Cultura, donde permanecen expuestos los tableros.

Los porteadores los sacan a la calle y los colocan sobre pequeñas mesas adornadas con sus carpetas. Al lado se coloca la tablera y su "danzaor" detrás. Dispuestos para que, a una orden, del director de la danza se coloquen los tableros sobre la cabeza de las jóvenes, protegidas con una rodilla. Cuando están todas preparadas, comienza el desfile hacia la iglesia y "se va haciendo el paso con la flauta y el tambor".

Jeanette y Karmele. 2019

Arantza Gil y, detrás, su "danzaor" Amador Pérez. 2018.
Sonia Carrasco cerrando el desfile de 2019, acompañada de cerca por Diego Valhondo.

Jaime Fragoso Expósito y Amador Pérez Jara. "Se va haciendo el paso con la flauta y el tambor". 2019.

El "ofretorio" y la danza del Chicurrichi

Llegada y entrada de la comitiva en la plaza, en la fachada sur de la iglesia de la Asunción. Muy aplaudida. Un grupo de niños con cestas con dulces precede al grupo. Descarga de los tableros, todas a la vez, sobre las mesas preparadas al efecto. Comienza la danza del Chicurrichí ... Las tableras, quietas, junto a su tablero. Los "danzaores" a su alrededor... Saltos, danza, giros, cruces, ... "Crescendo" final. Luego también acompañarán las tableras en una danza conjunta. Por último la subasta de tableros y dulces. El "ofretorio". El traslado del tablero al domicilio del adquiriente. Lo lleva la tablera acompañada por todos los danzantes de su fila.

Dispuestas para colocar los tableros en las mesas.

Pilar Barrios nos describe la danza (pág. 379):
"La figura coreográfica esencial se repite cada año, se baila siempre haciendo espirales, bordeando los tableros, acercándose y alejándose, siempre como signo de protección y adoración a los tableros y a las tableras (jóvenes que acaban de pasar la adolescencia). La danza suele terminar en un climax o apoteosis entre la algarabía del público que consiste en un acelerando de la música y la danza que se hace en círculo entre tableras y danzaores.  
Todos los lazos o mudanzas las dirige el maestro del tambor, dando las instrucciones y marcando el comienzo de cada una a la voz de ¡hop!".
Danza, evoluciones, giros, cruces, ... siguiendo el ritmo del pandero y la melodía de la flauta. 2019.   
 Dos imágenes del baile del "Chicurrichí" de 2018.

Tablera y danzaor en 2018 en un momento de descanso. Detrás, grupo de niños y niñas portadores de las cestas con dulces como ofrenda. El futuro de la fiesta.

A modo de conclusión provisional

Hemos observado y reflexionado en estas dos entregas sobre la pervivencia de la celebración de los Tableros de San Mateo en Torre de Santa María como una fiesta que ha mantenido las formas sin apenas incorporaciones de elementos extraños a la misma. Y esto lo consideramos como un valor notable. No tenemos noticia de los orígenes de la misma. Es reseñable su coincidencia con las terceras "témporas" del año litúrgico, las que se corresponden con el comienzo del otoño, con el equinocio. Es un elemento que nos interesa rastrear. 

Es este, además, un buen momento para que la fiesta se revitalice, manteniendo su originalidad y características, fiel a sus orígenes e historia, pero a la vez adoptando una estrategia de organización de la misma a través de asociaciones (lo que nos consta que se está haciendo). Es importante también la difusión de sus contenidos, la presencia en eventos externos (por ejemplo, la experiencia del Pilar de Zaragoza de comienzos de 2019 o la participación en la procesión de la Virgen del Rosario de Alcuéscar hace unos días, ...), la incorporación didáctica en los programas formativos de los escolares del pueblo, la recogida y archivo de materiales, la exposición de elementos históricos, la investigación de algunos aspectos como los que hemos señalado, publicaciones, etc. Instrumentos complementarios que harán presente la fiesta de estos Tableros torregueños en la realidad provincial y regional. Y sin olvidar que es "Una fiesta y tres lugares".

Relación de informantes:

Reiteramos el agradecimiento a todas las personas que nos han facilitado información sobre estas fiestas, por su amabilidad y disponibilidad para que pudiéramos escribir estas dos entregas sobre los Tableros de San Mateo:
  • Grupo de mujeres que confeccionaron los tableros de 2018 con las que conversamos el 12 de septiembre mientras los hacían con sus hijas, tableras de ese año.
  • Grupo de mujeres asistentes a la conferencia de Pilar Barrios el 22 de septiembre de 2018, por la estupenda tertulia que mantuvimos el atardecer de aquel día.
  • Carlos Palomino, que nos contó muchas anécdotas y nos mostró la foto de su padre.
  • Tere Reme e Isabel Dómine por sus aportaciones.
  • Antonio Valhondo y Manuela Gómez, con los que conversamos al final de la fiesta de 2019 y nos dieron muchos datos.
  • Diego Valhondo y Esther Sánchez por los cuadernillos e información que nos han facilitado desde el ayuntamiento.
  • Ainhoa Gómez, joven tablera de 2019, pero que también lo fue en 1998, 2002, 2005 y 2011.
  • Jaime Fragoso y Amador Pérez por la información facilitada sobre la fiesta de 2019.
  • Pilar Barrios, por tantos comentarios sobre sus publicaciones y sobre las danzas.
  • Juan José Flores, con el que hemos conversado sobre la vida en el pueblo en aquellos años.
  • Y muy especialmente, Esperanza Blanco Poblador, que tantas imágenes, datos e identificaciones de personas incorpora al foro Ver Pueblos. Desde Barcelona nos ha atendido como mucha amabilidad y entusiamo a través de mensajes y del teléfono.
  • También a Ángela Pérez Margallo por la información, objetos y fotografías que nos ha mostrado de su experiencia como tablera, la de su madre Antonia Margallo y la de su tía Catalina Pérez.
  • También a Agustina Corchero y a Sonia Carrasco Corchero por sus información y por su disponibilidad para colaborar en algunos aspectos que potencien la imagen de la fiesta.
Para ampliar la información: 

Barrios Manzano, Mª Pilar: Danza y Ritual en Extremadura. Edición CIOFF España, CR, 2009.
Gutiérrez Macías, Valeriano: Torre de Santa María. "La danza de los tableros". En Por la Geografía Cacereña. Fiestas Populares.  (cap. XXXVII, pág. 279). Madrid, 1968.
Rodríguez Plasencia, José Luis: De tableros, cistas y calderas. Revista de Folklore número 389. Año 2014.
Folletos-programas de la Fiestas de San Mateo. Varios años. Ayuntamiento de Torre de Santa María.

En el blog "En el arandel":

Realización: ©José Vidal Lucía
Fotos: Mariángeles Jareño y José Vidal Lucía

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